Leyendas del Castillo de Matsumoto - Japanspecialist
-
Leyendas del Castillo de Matsumoto
Leyendas del Castillo de Matsumoto
La leyenda de la princesa Matsu
Cuenta la leyenda que la princesa Matsu no era una mujer agraciada. Su hermano Ieyasu, preocupado por ella, prometió que recompensaría generosamente a aquel de sus grandes vasallos que la desposara, si fruto del matrimonio nacía un hijo varón. El daimyō que respondió a la propuesta no fue otro que Toda Yasunaga (Matsudaira Yasunaga), quien se casó con la princesa Matsu.
La realidad, no obstante, se aleja bastante del mito. Dejando a un lado el físico de la princesa, que parece que no correspondía a las cualidades atribuidas por la leyenda, Yasunaga y la princesa Matsu se comprometieron y, llegado el momento, nació del matrimonio un niño, de nombre Nagakane. Su madre nunca llegó a pisar el castillo de Matsumoto, pues murió a los veinticuatro años en el castillo de Nirengi (en la ciudad de Toyohashi, en la prefectura de Aichi). Nagakane, que no gozaba de buena salud, fue relegado a un segundo plano en la sucesión familiar, de modo que la jefatura del clan pasó a su medio hermano Yasunao.
De este modo, Nagakane falleció a los cuarenta años sin ostentar un puesto de relevancia dentro del clan. Fue por entonces cuando comenzaron a suceder infortunios al clan Toda. Yasunao los achacó a la maldición de su hermano, razón por la cual comenzó a venerar el espíritu de Nagakane. Otras versiones, sin embargo, afirman que la maldición no se debió a Nagakane, sino a la frustración de la princesa Matsu, transformada en espíritu maligno.
El dios de la vigésimo sexta noche
Recién estrenado Toda Yasunaga su señorío sobre el castillo de Matsumoto, la noche del 26 de enero de 1618 (otras versiones apuntan a que fue en 1612), uno de sus vasallos de la guarnición se encontraba a cargo de la vigilancia nocturna del castillo. Justo cuando la luna hacía su aparición, el soldado oyó que alguien pronunciaba su nombre. Al girarse, vio frente a él a una mujer elegantemente ataviada con hakama roja, ante cuya presencia se inclinó de inmediato. La dama le entregó tres bolsas y le indicó que a partir de ese momento el señor del castillo adorara al dios de la vigésimo sexta noche, a quien tenía que preparar una ofrenda de 3 koku, 3 to, 3 shō, 3 gō y 3 shaku de arroz (aproximadamente 600 kilos). Si seguían estos preceptos, el castillo prosperaría bajo la tutela del dios, que lo preservaría de fuego y enemigos. Finalmente, tras advertirle que no abrieran las bolsas que le había entregado, la dama desapareció.
El vigilante corrió a contarle lo sucedido a su señor Yasunaga, quien no dudó en seguir las instrucciones recibidas y oró al dios de la vigésimo sexta noche. Así, a partir de ese momento, nunca faltaron las ofrendas el día 26 de cada mes al dios protector del castillo, que recibió fiel veneración. Todavía a día de hoy se conserva en la última planta de la torre Dai-Tenshu el lugar de adoración dedicado al dios Nijuroku-ya-shin, que tan bien veló por el castillo cuando en 1727 libró a la torre de ser devorada por las llamas del incendio que se declaró en el recinto principal de la fortaleza de Matsumoto.
La revuelta Jōkyō y sus consecuencias
En octubre de 1686 tuvo lugar un levantamiento popular encabezado por Tada Kasuke en protesta por los opresivos impuestos que asfixiaban al campesinado en los dominios del clan Mizuno, por entonces señores del castillo de Matsumoto. La revuelta fue, en apariencia, saldada pacíficamente con la firma por parte de las autoridades del castillo aceptando las demandas de los campesinos.
Sin embargo, un mes después de la firma del documento, Tada Kasuke y sus seguidores fueron arrestados y ejecutados junto a sus familiares en enero de 1687. En total, fueron veintiocho personas las que murieron, incluyendo mujeres y niños que nada tuvieron que ver en el levantamiento. Estos hechos llevaron a que los fallecidos fueran considerados gimin (義民), mártires no religiosos.
Según cuenta la tradición, Kasuke, antes de morir y consciente del engaño que habían sufrido, maldijo a los señores del castillo de Matsumoto, cuya torre desde entonces comenzó a ladearse a un costado. La explicación real de esta inclinación, no obstante, es que el pilar principal que sustentaba los cimientos de la estructura se había podrido. Sea como fuere, el levantamiento campesino liderado por Kasuke sí que parece que contribuyó de alguna manera a minar la posición del clan Mizuno, que finalmente cayó en desgracia y fue apartado de Matsumoto en 1725.