Recorremos el monte Koya: El centro del budismo de Japón - Japanspecialist
Recorremos el monte Koya: El centro del budismo de Japón
Es aquí donde descubrirás la belleza inigualable del follaje que se adentra en santuarios de siglos de historia. Aquí te sumergirás en la música de los monjes y el sonido de las campanas. Aquí rendirás homenaje a las dinastías del pasado y del futuro. Este no es un mundo de cuento de hadas. ¡Es real! Y es que es aquí, en el monte Koya, donde sabrás que estás en el mismísimo corazón del budismo Shingon, una de las religiones más antiguas de Japón.
Cómo llegar al monte Koya
Si has llegado a Japón con la intención de sumergirte completamente en la historia cultural y religiosa del país, no busques más. Conocido como Koyasan, el monte Koya se encuentra situado al este de la ciudad de Wakayama, la capital de la prefectura de Wakayama. Es común realizar una excursión de un día desde la vecina metrópolis del norte, Osaka.
Si Osaka es tu ciudad de origen, coge la línea de tren Nankai-Koya en la estación Shin-Imamiya y viaja hasta la estación Gokurakubashi, donde puedes subirte a un teleférico de lo más entretenido, con asientos de varios niveles, y que te llevará hasta la estación de Koyasan.
Similar a un vagón de tren pero concebido para sentarse cómodamente en un ángulo, te resultará extraño a la par que fascinante. Nuestro consejo: Siéntate delante si quieres tener las mejores vistas.
Aunque hay varias opciones para llegar hasta allí, la ruta más conocida es a través del cementerio de Okunoin. Sí, has leído bien, un cementerio. Coge el autobús número veintidós durante unos veinte minutos y llegarás a tu destino. En total habrás invertido dos horas y media desde Osaka hasta la entrada de Okunoin. No está mal si pensamos que dejamos una ciudad de casi tres millones de personas para ir a una pequeña ciudad templo de menos de cuatro mil habitantes. La tranquilidad y la calma siempre están a tiro de piedra en Japón.
Recorriendo los espacios más tranquilos del centro del budismo japonés
Bajar del autobús y adentrarse en el bosque no puede ser un escenario más idílico. Desde la parada, un cartel bilingüe ofrece una visión general del área pero comprobarás que no especifica qué dirección tomar en el cruce de la entrada. Esto es así porque los caminos aparentemente paralelos se acaban cruzando y ofrecen una magnífica oportunidad para descubrir cosas nuevas en el camino de regreso.
Es difícil imaginar un cementerio más bonito. Cuando estés allí te darás cuenta por qué la gente cuando piensa en un lugar para descansar eternamente es éste el que acaba escogiendo. Todas las élites de Japón están aquí. Las familias de megacorporaciones como Panasonic y Sony disponen de su propia zona de descanso en Koyasan. Y todavía hay mucho espacio para que las generaciones futuras se reúnan con sus seres queridos en la montaña sagrada. Podría decirse que es el lugar en el todos quieren estar: el lujoso ático del más allá.
Un pequeño paseo más allá de los escudos familiares de las empresas de electrónica, serán los viejos mausoleos los que roben tu atención. Las tumbas cubiertas de musgo verde intenso y de helechos ocupan un lugar central bajo el sol de la mañana. Piedras de formas simétricas y las puertas torii se alzan como si hubieran crecido desde el mismísimo suelo en una mezcla de flora exuberante. Cedros antiquísimos cubren espacios donde todavía no hay mausoleos, lo que convierte a esta imagen en un escenario de película de fantasía. Mientras se suele evitar la visita a la mayoría de los cementerios occidentales, Koyasan invita a la gente a caminar entre siglos de personas que se fueron y donde la vida sigue abriéndose paso.
Caminando entre monjes budistas
Más allá del propio paseo, mientras caminas desde la entrada hasta el templo deléitate con el encuentro de los hombres de fe que caminan libremente por este espacio. Mezclados con los turistas que hacen fotografías, se puede ver y escuchar a los monjes cantando o golpeando el suelo con sus sandalias de madera a cada paso. Y no hablamos de algo esporádico, verás que habrá monjes siempre que eches un vistazo a tu alrededor.
El Templo de Okunoin se encuentra al final del camino que atraviesa el cementerio. Una vez allí, podrás observar a los monjes, tanto jóvenes como mayores, cantando en cada uno de los rincones y rezando oraciones tan antiguas como la religión misma. Además, aquí es donde se encuentra el mausoleo de Kobo Daishi, encargado de fundar la religión hace más de mil años.
Este lugar es tan sagrado como lo que parece y proyecta. Los cánticos resuenan contra la antigua madera. El olor del incienso llena el aire. La pasarela se barre constantemente con orgullo. Es una escena pintoresca llena de lugares para detenerse y disfrutar de la atmósfera. La vista desde el puente Gobyobashi te transmitirá serenidad. Además, este es el único lugar desde el que podrás hacer una foto del templo, ya que las fotografías están prohibidas más allá del puente.
Cerca de la entrada del templo se venden todo tipo de recuerdos. Y según dicen, muchos de ellos están "llenos de poder". Si tienes pensado comprar alguno, sin duda el lugar idóneo para hacerlo es la cima del monte Koya.
Relájate paseando entre siglos de historia del budismo en Japón
A estas alturas ya sabrás que en Japón hay santuarios y templos casi debajo de cada piedra. La mayoría tienen alguna particularidad que los hace únicos, de una manera u otra. En Koyasan, estarás adentrándote en la fuente de una importante y antigua religión del pensamiento japonés. Estarás caminando entre lo que Kobo Daishi trajo de China hace tantos siglos, un pensamiento, y sólo por esto, ya vale la pena una visita. Es un museo viviente lleno de generaciones de clanes familiares que querían descansar en la cima de la montaña más sagrada de Japón.
El cementerio, por supuesto, no es la única atracción del Monte Koya. También puedes visitar el jardín de rocas de Kongobuji o la pagoda roja de Konpon Daito. Sea lo que sea lo que tengas pensado ver, ve con tiempo, sin prisas. Sólo así podrás relajarte en un ambiente destinado a la meditación. Seguro que te irás con un mantra que nunca olvidarás.